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sábado, 27 de diciembre de 2014

Boyhood, de Richard Linklater

Mi mejor película del 2014

Para Caro Guidice, quien me enseñó tanto sobre cine


No tengo la autoridad para hacer ningún ranking sobre el mejor cine de este año, simplemente porque soy una cinéfila amateur que va al cine cuando puede y que lee poca crítica porque tiene poco tiempo.

Gracias a eso, quizás, este año por pura intuición, por dejarme llevar por el afiche o el título, vi películas hermosas como  La increíble vida de Walter MittyLa grande bellezza, Paolo SorrentinoLo mejor de nuestras vidas, Cédric KlapischAmor a la carta (The Lunchbox), Ritesh Batra , 7 cajas, de Maneglia- SchémboriMagia a la luz de la luna, Woody Allen. Y por supuesto algunas otras películas que no comenté en este blog.

Sin embargo, hoy quiero contagiar las ganas de ver Boyhood, la última película de Richard Linklater, un director que nos tiene acostumbrados a sus ensayos sobre la vida, el paso del tiempo y su incidencia sobre los vínculos humanos (Antes del amanecer, Antes del anochecer, Antes de la medianoche)


Vi esta película, que dura casi tres horas, sin ninguna información previa, después de la cena, en la pequeñísima pantalla de un avión.  Quizás por eso, por la total sorpresa, quedé totalmente enamorada, casi obsesionada por este film. Fue como ver mi propia vida, o mejor dicho, distintos tramos de mi propia vida... no porque hubiese coincidencias en los hechos, sino porque Linklater logra atrapar el fascinante devenir de la vida. Eso que se desvanece cuando estamos tan ocupados en criar a nuestros hijos o simplemente en vivir... 

Después, por supuesto, empecé a investigar y quedé impactada por el inmenso proyecto de Linklater, una película rodada durante 12 años, un mes por año, con los mismos actores, el mismo equipo técnico. ¡Todos abandonando por un mes sus vidas y sus rutinas para encontrarse en Boyhood !

Y a los pocos días, entré a la librería del Southbank BFI (British Film Institute) en Londres y ahí encontré el imponente libro del fotógrafo Matt Lankes, cuyo proyecto paralelo al de director de la película, consistió en tomar retratos en blanco y negro de los protagonistas, una por año, durante los 12 años. El efecto total es muy poderoso, un álbum sin igual, no solo del "detrás de escena" de la película, sino un testimonio de cómo el tiempo va moldeando los rostros de los actores-personajes. Si bien impacta ver el crecimiento de Ellar-Mason en esos doce años, me conmueve constatar cómo los distintos golpes de la vida y no solo los años van cambiando también los rostros adultos de los padres.



Hay mucho escrito sobre Boyhood,  pero no creo que sea una película que pueda valorarse por el éxito de taquilla o por el puntaje en Imbd. Es un verdadero ensayo sobre la memoria, sobre la familia, sobre la dolorosa y feliz experiencia de crecer. Richard Linklater desnuda a sus personajes con ternura, sin golpes bajos. Pareciera querer decirnos a nosotros como espectadores: "Bueno, relajáte, tanto amor y tanto esfuerzo, tanto equivocarte, pero al final, la vida vale la pena, y lo que hiciste hasta ahora no estuvo tan mal".

 Les presto un ratito el libro para que lo ojeen: algunos de los bellísimos retratos  de  Matt Lankes, acompañados por los textos del director y de los protagonistas de la película.






Recuerdos del presente, de Richard Linklater


I wanted the movie to seem like the memory of a young life, just rolling through time. The best analogy of how memory works that I have ever read is that it´s closer to a theatrical production than a movie or video.  Instead of pushing the rewind and play button, or watching that exact piece of film again, you´re actually restaging the event in your mind based on your recollection of the last time you conjured that particular memory. Maybe over  time  you´ve recast the parts a little, or given it a slightly different setting.  Inevitably, there might be a few new elements glommed onto it based on the circumstances and what else you were recalling from your past production of that particular memory.  I find it a beautifully unnerving thought that this story in all of our heads, this narrative of our lives that we find ourselves cast I and playing until we can´t any longer, is more imaginative than technically real. And, like being pulled into a movie, we have no choice but to accept it as the only reality we know in the moment.
So a movie of memories, but which ones exactly? With such a vast twelve-year canvas spread out before us, the question was what exactly to fill it in with. There could be all the big events and “firsts” of a maturing person, but why were so many of those moments for me now residing in some dusty file with a label reading “yes, I remember, but kind of boring and not very original”. And why were so many random, seemingly long runs in my memory? Why could I still fell and see certain things from several decades before as I they were ever-present? The looks on people´s faces, the conversations, the exact lighting, tone, and energy of a day. Good things, bad things, funny things, all there in the same place. That seemed like the right place to start. I would be personal yet I knew it would transform into something else entirely via its interplay and collaboration with not only a contemporary setting, but also through the memories and experiences of my cast. Boyhood is that new restaging, with a new cast and setting.

Yo quería que la película se pareciera al recuerdo de la vida de un joven, que simplemente fuera rodándose  a través del tiempo. La mejor analogía que he leído de cómo funciona la memoria es que tiene más en común con producción teatral que con una película o video. En lugar de apretar el botón de rebobinado y reproducir o mirar ese exacto fragmento de la película de nuevo, componemos otra vez esa situación en nuestras mentes, la formamos con los recuerdos de la última vez que evocamos ese mismo recuerdo. Tal vez con el tiempo no recordemos quién fue el protagonista de qué, o le otorguemos otra escenografía. Inevitablemente, puede haber unos nuevos elementos que le robamos a lo que más recordamos de nuestra producción anterior de ese recuerdo en especial.  Me parece hermosamente desconcertante que esta historia  que está en todas nuestras cabezas, esta narración de nuestras vidas  que estamos comprometidos a representar hasta que no podamos más, sea más ficción que realidad. Entonces, al igual que la magia del cine, aceptamos nuestros recuerdos como la única realidad que conocemos. 
Así que esta es una película de recuerdos, ¿pero cuáles exactamente? Ante un vasto lienzo de doce años que se extendía ante nosotros, la pregunta era con qué lo pintaríamos. Podríamos haber incluido todos los grandes eventos y "primeras veces" de una persona en su proceso de maduración, pero ¿por qué tantos de esos momentos para mí ahora residen en algún archivo polvoriento con una etiqueta que dice  "sí, lo recuerdo, pero fue un hecho un poco aburrido y muy poco original ". ¿Y por qué, sin embargo, había tantos otros momentos aleatorios, que perduran en mi memoria? ¿Por qué podía seguir recordando ciertas cosas de varias décadas pasadas que seguían siempre grabadas en mí? Las miradas en la cara de la gente, las conversaciones, la iluminación exacta, el tono y la energía de un día. Lo bueno, lo malo, lo divertido, todo eso en un mismo lugar. Ese parecía ser el lugar correcto para empezar. Este trabajo iba a ser puramente personal, sin embargo en el fondo sabía que la interacción y la colaboración del elenco iban a transformar este proyecto en algo completamente distinto. Boyhood es la puesta en escena de nuestros recuerdos con un nuevo elenco y una nueva escenografía cada vez.

(texto traducido al español por Julián Gluzmann)

Mason: Ellar Coltrane

Creciendo frente a una cámara...

MASON (10 años): Bueno, pero... a partir de este momento... ya no existen los
duendes en este mundo?
PAPÁ: No, técnicamente, no existen los duendes. 


MASON (15 Años): Quiero sacar fotos. Hacer arte
PROFESOR TURLINGTON:  Cualquier idiota puede sacar fotos, Mason.  Arte, 
eso sí es algo especial. ¿Qué podés dar vos al arte que nadie haya dado ya?
MASON:  Eso es lo que estoy tratando de encontrar.
PROFESOR T: Ponéle garra entonces.

MASON (16 AÑOS): Finalmente yo me imagino esto. Es como cuando se dieron cuenta
de que iba a ser demasiado caro construir  cyborgs y robots. (...) Decidieron dejar
que los seres humanos se convirtieran en robots. Eso es justamente lo que está pasando ahora.




Mamá: Patricia Arquette

SAMANTHA:  ¿Cuánto tiempo más nos vamos a quedar acá?
MAMÁ: Nosotros... bueno, no sé... no sé... Yo no tengo todas las respuestas.

MAMÁ: ¿Podés creer que los dos ya terminaron el colegio?
PAPÁ: No, no, no puedo creerlo. A propósito, hiciste un gran trabajo con ellos.
MAMÁ: Gracias por decirlo. Nunca pensé que te iba a oír decir eso.


MAMÁ: Sabía que este día llegaría. Pero no me imaginé que ustedes dos
estarían tan jodidamente contentos de irse de casa.



Papá: Ethan Hawks

MASON: ¡Que bueno sería si pudiera usar paragolpes! (en el bowling)
PAPÁ:  Los paragolpes son para los chicos, ¿vos qué tenés, dos años? No quieras
paragolpes en el juego, la vida no te da paragolpes.


Samantha: Lorelei Linklater

Junto a papá

Según Cines Argentinos, todavía están dando la película en un solo cine, el Arte Multiplex Belgrano, yo la voy a ir a ver en pantalla grande antes de que se termine el año . ¿Y ustedes, se animan?

4 comentarios:

  1. Para mi sería muy dificil darle un lugar porque creo que este año he visto tantas películas; de tantos géneros e incluso algunas que no son estrenos (como las mismas "Antes del amanecer" y "Antes del atardecer" del mismo Linklater) pero que sin embargo he visto por primera vez, pero sin duda la tendría dentro de mi ranking. Tuve el privilegio de verla en el Festival de Cine de Los Cabos acá en México y la verdad es que verla me dejo maravillado. Me ha fascinado la parte en que dices que ha está película no hay que darle su valor por lo que vaya a recaudar en taquilla o la puntuación que le vayan a dar los grandes criticos de cine (que a decir verdad han sido sumamente buenas) pero estoy de acuerdo que es una película que hay que medirla con lo que hace sentir, y el como Linklater como bien lo dices nos muestra unos perosnajes tan como la vida propio, no los va mostrando despacito, los desnuda hoja por hoja como si fuera nuestra propia historia familiar y los pequeños que vemos crecer fueran nuestros propios hijos. Sin duda la obsesión de este director por darle el tiempo real a sus historias, aunque sean ficticias es algo que ya lo ha dejado con marca propia dentro de la historia del cine. Me gusta muchos tus criticas y todas las películas de las que hablas en tu blog. Un saludo

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    1. Muchísimas gracias por dejar un comentario tan rico y con el que coincido plenamente. Me alegra que te gusten mis reseñas, las pienso como puentes para acercar lo que me gusta a los que tengan ganas de nutrirse con tantas cosas hermosas: películas, obras de teatro, arte, libros, lugares...
      ¡Y sí, qué placer debe haber sido para vos ver esta película en un festival! Saludos y hasta la próxima.

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  2. ¡Mil gracias por la dedicatoria, Lili! Y también por compartir las hermosas fotos del libro y las frases destacadas de la película. Igual... yo prefiero creer que los duendes sí existen: viven adentro nuestros, son esas cosquillas que nos empujan a leer, mirar, escuchar, aprender, conocer, escribir.... es por ellos que las ganas no se desvanecen nunca. Un fuerte abrazo y un genial 2015 para vos y los tuyos.

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    1. Hola Caro. Es hermoso lo que decís acerca de los duendes, y en esa magia yo también creo.
      En el diálogo de la película, sin embargo, me parece entender que Mason, con sus 10 años está preguntando si existen los duendes como si existe Papá Noel... Esta Navidad lo viví con mis sobrinos de 8 y 9 años, estuvieron toda la noche en guardia y lo descubrieron... Fue una desilusión enorme para ellos, una gran frustación, pero a la vez una confirmación. Me pregunté si haríamos mal los adultos en alimentar generación tras generación esa fantasía... pero me dije, si esta tradición nos ayuda a aprender a desear mucho algo, no importa que sea material, desear y creer que es posible que se haga realidad, entonces tiene un efecto muy poderoso para el resto de nuestras vidas.
      Otro fuerte abrazo para vos y mis mejores deseos para el año que comienza.

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